martes, 16 de abril de 2013

CHUCK BERRY EN ARGENTINA

Varias lecturas se pueden hacer sobre el show de Chuck Berry en Argentina. Aquí alguna de ellas. En principio, esta más que claro que la presentación del viejo Chuck fue lamentable. En todo sentido. No pegó ni una nota durante los 75 minutos de show. En reiteradas oportunidades intentaba tocar una canción, que no era la misma que la que estaba interpretando la banda. Su hija, que desde el comienzo estaba sentaba sobre un costado del escenario, sosteniéndose en su linda voz y un toque interesante de armónica, trataba de suplir las falencias evidentes de su padre. Su hijo, un tímido guitarrista, permanentemente se acercaba a su padre para decirle lo que seguía en el show, incluso dictarle las letras en medio de la canción. Ahora bien, lo primero que se desprende es pensar que los hijos son unos vividores, y están haciendo sangrar la teta de la vaca. Sin embargo, la sensación que sentí en el vivo es otra. Tal vez a muchos nos ha pasado de tener que convivir con personas ya entradas en el profesionalismo de la tercera edad (Chuck acusa 86 años) y sabrán lo difícil que es hacerle entender a una persona que toda su vida hizo algo –desde ser mecánico, o podar la parra de uvas del jardín- que debe dejar de hacerlo en algún momento. Yo vi a dos hijos tratando de que la leyenda del padre, pase lo más decorable que se pueda. Obvio, está a las claras que no se logró ni en lo más mínimo. También es cierto, y esta es otra de las lecturas, que la personalidad de Chuck Berry siempre transitó los límites de la provocación, y hasta del maltrato de la gente que lo rodea. Entonces, ¿hasta donde son problemas motrices son los que le impiden tocar la guitarra? ¿hasta donde son manifestaciones seniles las que no le permiten saber que tema sigue o como es el comienzo de Johnny B Good? Tal vez, otra vez más Chuck está tratando de decirnos que él tiene el poder de destruir lo que creó. Y también, de cagarse en el público, que a costa de una producción que poco le interesó el espectáculo que estaba vendiendo a entradas carísimas, fue a ver a la leyenda. Y aquí mi tercera visión de la cosa: el morbo. Ese sentimiento maldito, filtrado de cholulismo, chauvinismo, idiotez y desparpajo emocional, que nos lleva a querer ver a una persona “como sea”. Ese morbo, tampoco ayuda a cuidar la imagen, en este caso, de Chuck Berry. Luego, algunos detalles del show que aportaron al caos: una guitarra que quiso afinar y nunca pudo, su hijo que se lleva la guitarra fuera de escena, a ver si arreglaba el capricho de su padre. Unas treinta mujeres acudieron al llamado de Berry para subir al escenario, cuando este sólo pidió unas pocas, y terminaron siendo sacadas a empujones mientras se querían sacar una foto con el tipo que estaba ahí, tratando de reproducir algo que alguna vez fue una genialidad. Una remera que rezaba ‘Libertad a Callejeros’, durante la previa del show, y transcurriendo el primer tema, estaba depositada sobre uno de los monitores, y nadie la sacó. Más allá de las opiniones que despierta el caso, eso no tenía nada que ver con la presentación del padre del rock and roll. Y nadie de la producción se dignó a sacarla a tiempo. Nada, de lo aquí expuesto, justifica que Chuck Berry siga subiendo a un escenario de la manera que se lo pudo ver el domingo 14 de abril del 2013 en el Luna Park.

1 comentario:

  1. habia escuchado algo parecido y tambien decian que le podrian haber contratado musicos secionistas que lo ayudaran un poco mas, algun leader que lo llevara un poco mas por el camino, una lastima, tipo s asi se merecen un mejor final...

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