miércoles, 10 de diciembre de 2014

THURSTON MOORE BAND EN ARGENTINA

Domingo 7 de diciembre, víspera de feriado. Lluvioso y húmedo. El cielo, además, amenaza con tormentas eléctricas. En algún lugar de argentina toca Thurston Moore. Muy pocos se enteraron. Algunos asistirán al concierto. Cuando cae la noche ya no quedan ganas de levantarte de tu sillón y caminar unas cuadras para llegar al teatro, pagar la entrada, y mezclarte entre unos 400 fans y ciertos periodistas. Mucho menos de tomarte un bondi y trasladarte unos 30 minutos, distancia mínima entre localidades de BsAs. Sin embargo, algunos pocos eligieron esta opción. Y no se lo van a olvidar en el resto de sus vidas. Inmediatamente comenzado el show, Thurston te trasporta a un viaje extra terrenal, guiado por un volumen demencial, un sonido penetrante, un espíritu inquebrantable, y una transferencia de lo que pasa en la calle al interior: la tormenta esta ahora entre cuatro paredes. La excusa es la presentación de su último disco, ‘The best day’, donde se sienten ejercicios de Sonic Youth, con una banda que la rockea; y esto lejos de ser algo que atrase el tiempo, se lo celebra y disfruta, ya que fueron ellos los primeros en tocar lo que se escucha. La banda que formó Thurston para salir de gira y que lo acompaña en gran parte del disco son Steve Shelley (Sonic Youth), Debbie Googe (fantástica bajista de My Bloodie Valentine) y James Sedwards (Guitarrista de Nought). Doble sorpresa con el batero de Sonic Youth: en Brasil sufrió desprendimiento de retina, y tuvo que ser suplantado. Quién lo sustituyó es una bestia percutiva a la que calificar de perfecto su toque sería un insulto, ya que si por algo se caracteriza el tándem que logró con Googe, es el de huirle a la perfección, en el sentido de los parámetros correspondientes que marca el status quo musical. Todos juntos forman un bloque que debería entrar en la góndola de “artistas completamente despojados de lo que indica el mercado”. Y más allá de los vínculos inevitables con Sonic Youth, en el show (que promedió la hora y media), hay canciones como “The best day” que se unen con la psicodelia stone de “Their satanic Majestic request”. Definitivamente, es el vivo donde se refuerzan todas las virtudes artísticas de Moore & cía. Pareciera que lo único que interviene la pureza de su arte es el delirio. Todo es sensible y aterrador. Todo sonido es traumático y disfrutable.