martes, 28 de mayo de 2013

MAYO, 2013: ANDRÉS CALAMARO EN ROSARIO

Para comenzar creo preciso decir que esta banda de Calamaro es fantástica. El primer mérito de Andrés para esta gira, es la elección de los músicos. A decir: Kanevsky y Comotto en guitarras, Wiedemer en teclados, y una base Kuryaki: Verdinelli en batería y Mariano Domínguez con el bajo. Andrés en los teclados, y accesorios. Y un aparte para Verdinelli, porque Verdinelli enamora. Es así de cierto. Por momentos creí estar enamorado de Sergio Verdinelli, así como de esa chica que conocí en Miramar, durante los tres días que pasé en el verano del 94’. Así seduce el baterista de esta banda de Calamaro. Así te deja perplejo. No terminás de conocerlo, y ya te pasó por encima, te conquistó, y te dejó. Como los mejores amores de verano. Luego, el segundo acierto de Andrés, es el repertorio elegido para que toquen estos músicos. Sólo un alma desdichada e insensible puede no soportar un comienzo de show con estas canciones: “Me Arde”; “Crimenes Perfectos”; “A los ojos”; “El Salmón” y “Mi enfermedad”. Y hubo más. Hubo de todo, para todos los gustos. Más Rodriguez con “Me estás atrapando otra vez”, “Canal 69” o “Sin Documentos”. También de las últimas excelencias, con “Gin Tonic” y “Carnaval de Brasil”. De las indestructibles, “Estadio Azteca” con Cuino Scornik de invitado. Y más también. Por ejemplo, “Quién asó la manteca” esa pieza musical suprema incluida en “Alta Suciedad”, con pretensiones culinarias tan surrealistas como una pizza al spiedo. O del mismo disco, “Loco” esa canción a priori pasatista, del pasaje “todo me chupa un huevo” o para lectura de menores “no me importa nada” y sin embargo, dice todo lo contrario. El protagonista de “Loco” es un comprometido. El quía se fuma el porro de resignado. No la está pasando bien, no va la plaza a mirar el mundo al costado del camino, mientras todo pasa. No. Lejos de eso, está reprimiendo su instinto asesino. Esta tratando de no cagar a trompadas al payaso del jefe. Es una víctima. Y esta harto. Y está Down. Y está radical. Y corre el riesgo de pasarse al otro lado, y pensar que a lo mejor resulta mejor así. A lo mejor resulta que todo le chupa un huevo. Pero no. Creo que Andrés podría figurarse como el protagonista de “Loco”. Tal vez, esta canción sea la más autobiográfica de Calamaro Andrés. Por momentos en el show, así como en su obra, parece que no le importa nada. Pero eso es una gran mentira. Lo que pasa en este show y en sus discos, es que Andrés esta comprometido con sus canciones, y se relaja, las disfruta, y deja disfrutarlas. En este contexto esta bien que algunas canciones las canten más sus músicos que él mismo. Incluso hasta esta bien que las cante más la gente que él mismo. Andrés, en esos momentos esta navegando en las canciones. Las está transitando. Esta sumergido en un mar vertiginoso de estrofas y versos, donde no es prioridad que sean cantados. Por eso me gustó el show de Calamaro. Porque ví a un artista comprometido con su arte. Y sin la solemnidad que requiere el diccionario postmoderno del roquero pacato y obsoleto. No, nada de eso. El compromiso en este caso pasó por la soberbia musical de esta gran banda que armó para que toquen sus canciones. Y por el disfrute musical de un músico único en su especie. Tan responsable con su obra, que hasta se anima a pasarla bien sobre un escenario. Algo tan fuera de moda, como hacer canciones totalmente lindas.