domingo, 15 de julio de 2012

VOTARIA A DAVID BYRNE (texto del 2008)


-¿Do you like a beer?

-Nou.

Tuve un contacto cercano con David Byrne. Y me enorgullece contarlo. Con mi escaso y precario inglés, pero lo tuve. Fue en el 2006, luego de un recital de La Portuaria, en La Trastienda, Bs As, cuando estos lo invitaron a la presentación de su disco Río. Tengo un amigo que trabajaba en la discográfica de La Portuaria, y me invitó al show. Además, resulto ser que el operador de sonido, y el de monitores de esa noche, también eran conocidos, por ser los dos de Rosario. Ninguno de los tres me prometió conocer a David Byrne, pero después de ver mis lágrimas cuando tocaba “Road to nowhere”, mi amigo de la discográfica me dijo que después del show íbamos al camarín. Y cumplió. Ahí estábamos, entre besos y abrazos en el camarín de La Portuaria, mientras David caminaba de aquí para allá, observando todo. Yo muy asustado. No sabia que hacer. Era David Byrne. El tipo del CBGB. El tipo que compartió noches interminables con Ramones, New York Dolls, Blondie. Unos de los responsables del puntapié inicial del post punk. El tipo que consagró el funk pop. David Byrne, por dios, que cabeza llena de música linda, buena, original, innovadora, jugada. David Byrne, el líder de Talking Heads. Yo lo miraba ir a su camarín y agarrar su propia cerveza. Muy amable el tipo cuando contestó que no a mi pregunta. No es que quería su propia cerveza, sino que no quiso tomar de la mía. Un tiempo atrás, lo habíamos visto llorando unos pocos en el teatro Broadway de Rosario; y ahora estaba ahí otra vez.
En fin, se acaba de editar en Argentina un disco con composiciones suyas para una serie de televisión yanqui. Y también no hace mucho salió su segundo disco en colaboración con Brian Eno. El de la serie no lo escuché; este último es excelente. De todas maneras, toda esta perorata es para comentar un disco de Talking Heads que me compré hace muy poco tiempo. Lo encontré en una disquería de Junín, provincia de Bs As. (los discos de Talking Heads están lamentablemente descatalogados en Argentina). Quién me atendió, confesó que le había quedado de la época en que se editó. Se llama “Speaking in Tongues” y salió en 1983. Es buenísimo. Es música negra, principalmente funk, hecha por blancos, con un horizonte de motivación y gusto de primer nivel. Es bien rítmico. Hasta fonéticamente los temas son funky. Al nombrarlos o leerlos generan una sensación de agradable movimiento corporal: ‘Making Flippy Floppy’, ‘Sliperry People’… ‘Pull up the roots’. Hermoso. Por esos años, los Talking Heads venían de dos años sin grabar, y el último disco había sido un éxito: “Remain the Ligth”, con canciones como ‘Once in a life time’ y ‘Crosseyed and Painless’. En este caso “Speaking in Tongues” nos introduce de lleno en el pop bailable de los ochenta estereotipados (pistas de baile con humo hasta los tobillos, bola espejada, anteojos negros de marco ancho, camisa con solapa ancha y sobretodo gris pasando las rodillas) pero, insisto, con un espíritu funk increíble. Y hay temas muy destacados: ‘Sliperry People’ tiene sintetizadores en clave cumbia, un coro gospel y castañuelas, más un estribillo desafiante en su letra y su canto. ‘I get wild/wild gravity’ es un reggae dub fantástico y ‘This must be a pleace’ es sencillamente hermosa; plagada de teclados y sintetizadores que traducidos en una simple guitarra develan una melodía súper sensible, bien cantable. Y los coros del último fragmento de la canción tienen un muy bien 10 te felicito. Bueno, ni que hablar de la primera canción, el clásico ‘Burning down the house’. Un músico invitado aporta la tónica fundamental del ritmo en todo el disco: Bernie Worrel en los sintetizadores, por esos días integrante de Parliament Funkadelic.
Hablando de invitados, y retomando la figura del líder, pienso que David Byrne se sabe acompañar muy bien. Sabe elegir su equipo de trabajo, y cuando trata ritmos que no le son naturales, busca los coequipers perfectos para la ocasión. Aparte del ya citado Worrel para profundizar el funk, ha sabido codearse con músicos como Celia Cruz, Hebert Vianna y Willie Colón para explorar ritmos latinos en su excelente disco solista, “Rei Momo”, de 1989. En este sentido, mirando un programa de TN, en plena campaña política, le estaban haciendo una entrevista a Hermes Binner, actual gobernador de Santa Fe, donde se planteaba el tema de ser o no ser progresista en términos políticos. Me di cuenta que en un porcentaje amplio de mi vida pienso en términos musicales, cuando llegué a la conclusión que David Byrne es el ejemplo perfecto del músico progresista. En términos de ir para adelante, de pensar para adelante. Además de innovar hasta con músicas conocidas en diferentes partes del mundo, ser pluralista con ritmos multirraciales y explorarlos sin prejuicios. De sumar gente que aporte a la causa musical si es necesario. De no ser obsecuente con una línea tradicionalista en su música, y sin embargo, perseguir un objetivo claro. Supongo que el de ser honesto, musicalmente hablando.
Que lástima que no se postule. Que bueno que siga sacando discos.

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